La próstata es una glándula del aparato reproductor masculino, situada debajo de la vejiga. Su función, junto con las vesículas seminales, es la formación del líquido seminal que protege a los espermatozoides favoreciendo la fecundación.
La próstata puede enfermar por factores endócrinos, profesionales, infecciosos, ciertos hábitos en las relaciones sexuales y dietas ricas en grasas. La acción prolongada de estos factores de riesgo pueden favorecer la aparición de hipertrofia (agrandamiento) prostática, ya sea por tumores benignos o malignos de la próstata.
La incidencia o aparición del cáncer de próstata aumenta en relación a la edad, marcando una curva ascendente a partir de los 45 años, siendo excepcional antes de los 40 años. Esta enfermedad representa la segunda causa de muerte por cáncer en los varones de edad avanzada. El riesgo comienza a partir de los 50 y haciendo el pico de mayor frecuencia a los 70 años.
Los procesos infecciosos agudos de la próstata dan fiebre, ardor o dolor al orinar, obstrucción al flujo de orina y sensación imperiosa de orinar en forma permanente. En los procesos infecciosos crónicos, los síntomas disminuyen aunque puede persistir el dolor o ardor al orinar.
La hipertrofia prostática, que suele presentarse en algunas personas a partir de los 50 años en promedio, inicialmente puede no dar síntomas. Cuando el aumento es más importante comienzan a aparecer trastornos en la emisión de orina como por ejemplo:
Todos los varones mayores de 50 años (y a cualquier edad ante la aparición de alguno de los síntomas descriptos) deberán periódicamente realizar la consulta con el médico clínico o urólogo. Este podrá solicitar, de acuerdo a la edad, factores de riesgo o sintomatología:
A partir de su evaluación y el resultado de los estudios, podrá o no realizar un tratamiento o continuar con otros estudios más complejos.